A veces basta sentarse un rato y mirar el cielo para que todo cierre.
Las cosas no son como pensamos,
hasta que el ojo del universo nos abre sus puertas y vemos,
por fin vemos más allá.
Las cosas no son como pensamos,
hasta que el ojo del universo nos abre sus puertas y vemos,
por fin vemos más allá.
El problema es nuestra memoria, olvidamos rápido,
cada segundo urbano nos llena el horizonte de cubos grises,
humo y ruedas, de ruidos inhumanos, para los que no estamos hechos.
cada segundo urbano nos llena el horizonte de cubos grises,
humo y ruedas, de ruidos inhumanos, para los que no estamos hechos.
El cuadro se va pintando de gris,
pero basta cada tanto dar ese paso hacia afuera, hacia el jardín,
donde el alma se libera por un rato para tomar aire limpio y poder seguir.