viernes, 10 de junio de 2016




















Creo que a veces también me pasa eso, que duele un poco ir hacia atrás con pequeñas sensaciones producidas por objetos que nos trasladan en el tiempo. Creo que duele por la conciencia que tenemos, y la mala condición de tomar lo que pasó como algo que nunca volverá y no como un instante que va a volver, como parte del ciclo que es el tiempo. Duele, porque no tenemos todavía el poder de entender el todo, porque en esta vida esa no es nuestra misión, pero sí vamos a intentarlo, más allá de todo.

Desde muy chiquita escribía de distintas formas que creía en otras vidas, en un todo, en el aprendizaje terrenal, en el ciclo del mundo y de las almas. No lo creía, lo sabía, sin que nadie me lo enseñara tenía una doctrina propia que vino conmigo desde antes, desde más allá. 


El conocimiento era instintivo, pero el instinto es contaminado y condicionado por la sociedad, por las enseñanzas, por la conciencia. Y de a poco el alma se lava, pierde la fuerza de sus colores y navega con igual viento pero menos rumbo. 


Por eso sufro, porque me siento un poco lejos de mí misma y porque junto con el conocimiento ancestral sé, que todo lo que pasa depende mucho de tu contacto con tu ser, de estar caminando por la ruta que vos mismo elegiste, que el mundo te eligió, a vos.