miércoles, 9 de agosto de 2017

Vida-viaje

Vengo descubriendo que la palabra viaje se puede fácilmente sustituir por la palabra vida y viceversa. Hoy en día confundo ambos significados y me descubro viajando una vida y viviendo un viaje en todo su significado. Si tomamos en cuenta lo que pensamos  de un viaje en sí mismo, es lo que de alguna manera buscamos en nuestra vida: Un momento efímero de aprendizaje, de interacción, de desafío, de caminar con los ojos abiertos y cerrados, de confiar en uno, en el mundo, en las personas, de sacar los pies del suelo y a la vez caminar descalzo, de sentir. No es esto lo que esperamos de la vida?
Ahora, si tomamos en cuenta lo que pensamos de vivir; estar en el presente, generar lazos únicos y eternos, disfrutar del día a día, instruirnos, mejorar, amar, esto también es viajar.
La diferencia que logro encontrar es el tiempo. El concepto de vida con principio y fin, como tiempo completo de nuestro ser, de nacimiento y muerte, nos condiciona a pensar en el fin como un futuro al que cuidar, al que prevenir.
El concepto de viaje como paréntesis, como escape, como sumergirse sabiendo que en paralelo la vida sigue, el viaje sigue, nos libra de querer prevenir, de querer estar en el pasado y el futuro y de querer vivir por el pasado y para el futuro. 

No logro sacar conclusiones, pero sí sumergirme en ésta vida - viaje como hoy lo es, más vida que viaje, con sus lazos eternos, su conciencia de presente y su querer descubrir cada día un poco más.

Gracias viaje, gracias vida.

//I'be been discovering that the word travel can easily be replaced by the word life and vice versa. Today I mix both meanings and I discover myself traveling a life and living a journey in all its meaning. If we take into account what we think of a journey in itself, is what we somehow seek in our life: A fleeting moment of learning, interaction, challenge, walking with eyes open and closed, trusting one, trusting the world, trusting people, getting the feet off the ground and at the same time walking barefoot, feeling. Is not this what we expect from life?
Now, if we take into account what we think of living; Being in the present, to create unique and eternal bonds, to enjoy the day to day, to instruct us, to improve, to love, this is also to travel. 
The difference I can find is time. The concept of life with beginning and end, as a complete time of our being, of birth and death, conditions us to think of the end as a future to care for, to prevent. The concept of travel as a parenthesis, as escape, as submerging knowing that in parallel life goes on, the journey continues, frees us from wanting to prevent, from wanting to be in the past and the future and from wanting to live for the past and for the future.

I can not draw conclusions, but I can immerse myself in this life - journey as it is today, more life than travel, with its eternal bonds, its consciousness of present and its desire to discover every day a little more.
Thank you trip, thank you life.

miércoles, 28 de junio de 2017

Guruso

20 de Abril? Tráiler en Sydney Campground (showtime) con Marcos, él toca la guitarra, yo escribo.



El dolor por saber qué hay más. La tristeza de escucharte, la alegría de tenerte. Las notas agudas se sienten graves, a veces pasa. Caminar despacio, viendo el tiempo veloz, la gente apurada, y no saber cómo frenar esto. No querer frenarlo. Que siga la música, que siga tu música que así puedo estar horas.

Una vela, un vagón, un espacio. Una nota, una persona. La sensación. Esa sensación. El universo en su instante de perfección. Ese instante en que de muestra tal cual, te abre los ojos a sus secretos. La sabiduría eterna de éste mundo y los anteriores, los que vendrán. Las gotas en las hojas, el hechizo del fuego, el latir de las plantas, el perfume áspero y placentero. Cómo describir un instante, si por algo es único? La paz.

Encontrar la eternidad en el sonido, en la persona, en el reflejo. No querer hacer más, no querer buscar más. No querer querer más. Gotas. Notas. Vienen, vienen, no se van. Se quedan ese segundo en el que existen, y es suficiente. Suenan perfecto. Tristes, pero en fin. El fin no existe, eso descubrí, aprendí, me dejó ver el universo. La música no tiene fin, el mar no tiene fin. "Y la canción del agua, es una cosa eterna..." Nosotros no tenemos fin, ni nuestro cuerpo. Menos el alma, que hoy lo entiende todo. 


El sinfín debería despreocuparnos. 

: S h o w t i m e :

Abril 2017 I Sydney Show


: S h o w t i m e :
Hoy Jueves 27 de Abril. Éste tiempo. Éste tiempo de guruses compañeros, intensos, acogedores, distintos, especiales y espaciales. Lo son, y de manera linda. 
Los días en La Cocina pasaron con una velocidad razonable pero con un desquicie suficiente para devolvernos la locura. 

30 de abril. Bus a Sydney. Sin expectativas, sin saber si estaba bien o estaba mal. 6 am, calles oscuras, vacías, café. Llovizna un poco y por suerte solo camino media cuadra hasta el hostel aún cerrado de Marquiros y Migue. Pido para entrar al baño del bar de al lado, un chico chino preparando el lugar me dice que sí y sigue limpiando, ordenando sillas, trayendo cosas del fondo. Salgo y me siento en el murito, a esperar a que Marcos se despierte. 

Me abre, abrazo de pies que no llegan al piso, subimos y desayunamos como reyes. Es la primer vez que usa el desayuno gratis del hostel. Se despierta Migue, desayuna, charlamos, mateamos. Llega Manu! La otra gurú, la que faltaba, la que unió, la que movió. Abrazo gigante, mates y más mates, afuera llueve mucho y nos tenemos que tomar un tren a Camden, o muchos trenes, y ómnibus. Como no va a parar decidimos salir, comprar algo de comer en el camino y subirnos de una vez por todas, los tres. 

Primero tren, después ómnibus o quién sabe cómo fue, pero llegamos. Nos esperaba en el campground Sarah con sus camiones llenos de showbags para vender. Compramos cosas en el Woolies de enfrente y nos fuimos a lo que iba a ser nuestro hogar. Un tráiler blanco, grande, atrás del de nuestros jefes & compañía. Rectángulo sin ventanas, con cuatro puertas en el lado y una en el frente, la del baño sin wáter y con ducha. Primer puerta del lado: La Cocina. Ahora vuelvo a ella. Segunda puerta, el cuarto de Bo, el “hijo” de nuestros jefes de 17 años que parece de 25. Pendejo, trabajador, en la suya. Tercer puerta, en ese momento futuro cuarto de Manu y mío. Última puerta, futuro cuarto de Marcos. Los cuartos son de 1 x 1.5 mts., una cuchetita mínima contra la pared de papel de la izquierda, a su derecha un placard que come parte de la cama, y queda un espacio para caminar de la puerta al mismo. Nada más. El cuarto dura prolijo por segundos, ya tiene todas nuestras cosas, ya están tiradas, ya hay sobres championes y mochilas. 

Empieza el circo al otro día, el show. Juegos gigantes, divertidos, músicas, showbags. Showbags: Solían ser muestras tradicionales y gratis del show, que la gente disfrutaba mucho de recibir. Se empezaron a volver un clásico cada vez más caro, con bolsa, más elementos y hoy puramente comercial. Las hay de muchos characters de dibujitos animados, las hay de chocolates, las hay de videojuegos. Algunas contienen mochilas, gorros, lápices y sellitos. Otras contienen espadas, escudos, dardos y cascos. Otras solo un tipo de chocolate o chicles ácidos. No importa. Trabajamos de 10 a 9 pm, con algunos recreos en el medio cuando está tranquilo. Manu en un tráiler, yo a media cuadra con Tania. Una genia, me hace pasarla bien de bien. La gente, al ser de pueblo, bastante tranquila y simpática. 

Pero el circo no importa. Importa lo que empieza a generarse en esa cocina. Importan los ratos libres que tenemos, mas bien las noches de horas sin trabajo que tenemos, que nos unen en ese espacio sin aire, sin luz del sol, sin espacio, pero con personas. 

Hechos para recuerdo propio: Marcos roba chocolates atrás del tráiler, escucha música y va de aquí para allá. Manú rompe con su reputación saliendo a correr conmigo: Nadie se puede enterar. Vamos a éste parque increíble con tirolesa, se hace de noche, situación de personas extrañas. Como manzana en el woolies con Harrison (hijo chiquito de Sarah), ya nos empezamos a amar.

Desde Candem nos transladamos a Sydney con ellos. Vamos en su auto, el tráiler se empieza a mover con nosotros adentro y nos bajamos corriendo. Siempre salen antes de lo que avisan, o no avisan, son así. Él se llama Goldie, ella Sarah. Sus parientes son Greg (crack), T— y algunos más. Frenamos en Mc Donalds para que desayunen, y seguimos rumbo al nuevo Campground Olímpico. 

El pasto de éste lugar, el lugar, los pájaros. El nuevo campground nos vuela la cabeza, parece mentira estar quedándonos en un lugar así, como sin querer, gratis, trabajando, viviendo, disfrutando. El show juega a 5 minutos en shuttle, y hay uno especial para nosotros que pasa cada diez minutos durante todo el día. En el pre-show no pasa tanto y a la noche nos vamos a tomar unas cervezas por ahí y terminamos volviendo caminando los tres. Media hora o algo así. No es llegar y acostarse, eso nunca, el cansancio no pesa una vez adentro de La Cocina. Llega Toia. La cuarta. Le toca el cuarto con Marquitos y salir a comprar un colchón inflable. 

La Cocina. La Cocina del tráiler nos espanta al principio. Con Manu agarramos el bleach (agua jane) y ese día Manu me da miedo, parece loca. Tira bleach por todas las paredes. Grita, pasa trapos, me río. Yo limpio los placards que vamos a usar. Cubiertos, platos, tuppers.. Todo marcha a la pileta. La heladera es inentrable. Listo, de acá en más decidimos no usar heladera. 
Ese día la odiamos. Hoy ya es parte del todo. 

Llegados de cada noche de circo, nos sentamos cada uno en el espacio que fue encontrando, la mesada de la derecha siempre cubierta de mates, frutas, cuadernos, alguna campera, cargadores, algún tupper, galletas de arroz… Se corre todo como con un tsunami y alguien va ahí. La silla, acá se sienta el elegido, el que volvió primero, temprano, y armó el mate. El balde tipo basurero, estaba lleno de cosas, le sacamos algunas y quedó como con un almohadón. Si te sentás en el balde-sillón, no esperes levantarte mucho ya que no está fácil. El cuarto lugar es el más difícil, podes optar por generar un segundo tsunami en la mini mesada de la derecha, o podés generarte un espacio en lo que queda de mesada del lado izquierdo, donde también está la heladera, la pileta y la sandwichera. O sea que entra tu cuerpo y no intentes abrir las piernas un toque, porque te metiste en la pileta de lleno. Para éste lugar descubrí que lo mejor es tener un apoyo en los pies, generalmente juega la pierna de Marquiros. 

Las cenas. Escasas, un poco insanas, y ni tan interesantes. Pero el después. Un vino, dos vinos, o un pack de cervezas que sí nos animamos a meter en la heladera. Que les pase lo que sea, pero nunca calientes. La luz es muy blanca así que una noche la apagamos, y prendemos  una vela. Y ponemos música y así como si nada nuestras mentes van un poco más allá, nuestras charlas, la guitarra. Nos divertimos, a pesar de estar físicamente incómodos, imaginamos cosas, conectamos, vamos y vamos. Viajamos los cuatro a un lugar, a un estado, a un algo que no puedo describir. Los guruses. 

La apagada de luz se repite noche tras noche, en algunas somos los 4, en otras menos. La Cocina se vuelve atelier de dibujo, estudio de edición de fotos, de grabación de música, se vuelve también escuela, escuela de cultura, de cine, de música, de personas, de lo que significa vivir. Las miradas dicen mucho y las palabras también. La risa. El cebo en la frente, con la vela abajo, nos vuelve una noche guruses, a cada uno, de nosotros, de nuestra unión. Cómo describirías a tu tribu, gurú? Les hice esa pregunta. Ya no me acuerdo las respuestas pero sí que sorprendieron. Fueron saliendo en la noche, en la oscuridad, en la locura.  

Un día de entrar tarde con Marcos, desayuno con música folclórica. Atawalpa Yupanqui?, Gardel, milongas, canto, letras exquisitas. Dibujamos, dibujo La Cocina, Marcos el tráiler. Dibujo ahora en la pared nuestro nombre, “guruses”. Pegamos el dibujo de Marcos en la pared del tráiler. Hogar. 

Hoy terminamos el circo, triunfantes. Fue menos duro de lo que pensamos y muy feliz. Seguimos aprendiendo de estar atrás del mostrador, de ver a los humanos en su rutina, de decidir ésta vez ser un manchine y no escapar del mundo, pero sí cambiar el foco y tomar nota. Éstos días, así como esos en Melbourne, nos llenaron el alma. Parece que éstas personas son de esas que no pasan desapercibidas en mi vida. Son para siempre, sin duda. 

PARA NO OLVIDAR
  • Noche de pegotines en la frente. 
  • Noche de guruses
  • Noche de música mística que nos hace viajar ensimismados. Al más allá. Dj Marcos. 

—— Anécdota ——

Día 1 en el hostel de Sydney después del show. Nos acomodamos en la terraza, dibujamos un dibujo muy flashero, solo para ver de noche. Vamos a nuestra habitación, nos encontramos, tocamos la guitarra, y salimos a lo de las chicas. Todavía no almorzamos así que en el camino nos distraemos con el atardecer en la playa, pero terminamos comprando pan rico, sweet chilli tuna, palta y nos sentamos en un banco en la principal de Bondi, enfrente al Vinnies, a comerlo. Ya anocheció, hace un poco de frío, sacamos la mantita violeta y nos la ponemos sobre las piernas, como mantel. El sándwich está ideal, delicioso, nos saca el hambre y reconforta. Pero más nos reconforta y alegra un australiano que pasa y nos dice algo como.. “Yo ya estuve en su situación, y no es una cena sin vino..” Y nos deja al costado del banco un vino lleno y dos vasos. Increíble. Lo amamos. Compré un chocolate Whittakers de coco para que Marcos pruebe y se complete la noche. Los manchine quedan emocionados y quieren recrear ésta acción en algún lugar del mundo. Felicidad, agradecimiento. Emoción.

Si en la vida tuviésemos que elegir











Si en la vida tuviésemos que elegir una sola cosa entre muchas, reconocer una filosofía entre todas, creer en un solo dios, optar por un solo lugar, ajustarnos a una sola verdad, acompañarnos de un solo círculo, cultivar un único don, mantener un mismo estilo, en fin, elegir un camino construido sólidamente en base a unidades, entonces nuestro ser dejaría de reconocer lo que quiere y pasaría a entender su vida como lo es y simplemente como lo es. 

Dejaríamos, pues, de dudar, porque la elección habría sido obligatoria pero habría sido propia. Dejaríamos de cuestionar, y tal vez algunos valorarían lo que tendrían. Serían estos los sabios o los más lejos de la verdad? 

Hoy de alguna forma existe esto, a mucha distancia de un simple análisis pero ahí está, el seguir un camino sin cuestionar, yendo cada día de la mano de una propia o ajena verdad, mirando el único camino sin ganas o ánimos de levantar la cabeza a un lado. 

Pero por suerte, a mi parecer, existe la oportunidad de elegir, porque el mundo es grande y la naturaleza mucho más sabia de lo que sabemos, y si el camino por delante nos gusta pero no nos termina de convencer, siempre están los paralelos y los cruzados y siempre siempre se puede caminar de espaldas o de costado, con o sin mapas en la mano. 


Y sigo sin entender quién es más sabio, si quien logra encontrar la felicidad en la ignorancia o quien la busca frenéticamente e infinitamente en cada camino que intuitivamente le llama la atención.

2 de Noviembre I 2016 - Yendo de Port a Noosa

martes, 11 de abril de 2017

Melbourne - Sydney reporte

Y así estaba, con tres dólares en la cuenta bancaria. Hoy me contemplo, tan solo unos días después, y admiro un poco mi temple tranquilo. Todo llegó a su justo momento, la plata no llegó cuando no la necesité de verdad. Pero cuando hubo un alquiler que pagar, distintos factores ayudaron a hacerlo. Y cuando los tres dólares no eran suficientes para comer, una amiga recibía comida gratis de su trabajo que llegaba a mis manos. Pero la tranquilidad me sorprendió. El jugar con la propia cabeza y sin esfuerzo ver como miramos la vida suceder, sabiendo, como esa magia eterna, que todo pasa como tiene que pasar y lo que hoy vivimos por algo es. Y que a veces es necesario tirar de la piola del equilibrio, porque el mundo es eso, un juego de equilibrios y desequilibrios, que a veces precisan movimiento, tirón, pero a veces no. 

Y dejarla suceder, es tan lindo que se vuelve adictivo. Me da miedo ser tan pacífica, reaccionar tan simple y con un entendimiento tan seguro de que todo va a estar bien, no debe ser del todo bueno. Pero la suerte acompaña al azaroso, eso lo entendí hace mucho. 

Y Melbourne me guió en sus movimientos, me distorsionó al principio, me engañó con su belleza y entré en su juego mentiroso. Después me abrumó, llegó mi lado sereno y me pidió atención, y no pude tolerar la fuerza de la ciudad, abrí los ojos. Para luego entrar en un ritmo más marítimo, en el lado lindo de la marea, entender de a poco las calles y agarrarle el gustito al pavimento. Al festivo. Al color. Al encuentro más casual. Al grupo callejero. Al horario peligroso. Al descuido de algunas cosas. Al escape. El escape lo encontré como siempre en el mar, en el deporte, en el dibujo. Que de a poco empezaron a formar parte de la marea de pavimento, de mi marea. 


Hoy me encuentro siguiendo un instinto. Una decisión que se suponía mal tomada, pero que en el fondo se sentía bien. Me estoy yendo a Sydney, a trabajar muchas horas por un sueldo que estaba ganando por 4 horas. Pero qué bien se siente, una nueva aventura justo antes de volverme loca entre las olas. Con personas piolas que veremos como resultan, me encanta haber seguido mi instinto, ya que suelo seguir los consejos. 

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Primer mala señal: mucha luz. Segunda mala señal: mucha luz. La luz es buena de día, pero la noche fue inventada para algo; porque la oscuridad nos descubre, nos cubre con su capa y nos saca las nuestras, para dejarnos un rato más libres, más instintivos. 

Una fiesta de mucha luz llevó a otra de mucha risa donde la sabia ciudad con su marea nocturna hizo de nosotros lo que quiso. 
Y nos dejó ahí, sentados/acostados en el sillón de esa ciudad mágica, preguntándonos si todo eso era real, y si era el destino que nos había puesto al lado de esas personas, o eran esas personas quienes nos habían acercado a este destino. 
Creo que un poco de ambas. 
La magia de la oscuridad adornada, de plantas, paraguas, instrumentos, lucesitas, colores, y perfección enteramente imperfecta. Con su toque místico, su ambiente acogedor y deslumbrante, conocer este lugar es un viaje sin retorno. 
Este mundo es un viaje sin retorno. 

Seguir abriendo los ojos. La ciudad no es solo gris ni solo pavimento, pero sí es cierto que todo es diferente y que encontrar la paz lleva un poco de nadar contra marea, también un poco de locura ante el resto, y mucho de voluntad. 

lunes, 14 de noviembre de 2016

Roadtrip East Coast

Caminando hacia el sur con Toia y Alberto, conversaciones que se vuelven graciosas por el simple hecho de compartir y descompartir tanto un idioma. Rutas largas y lindas, llenas de montañas, bosques, vías del tren, y que si buscas, siempre llegan al mar. 

Salir de Port Douglas, dejar atrás dos meses de luz, de encuentro de equilibrio y desencuentro de saber. Haber encontrado desde el principio una familia, grande, chica, variada. 
Haber encontrado, también, desafíos victoriosos y frustrados. Encontrar por fin el tiempo libre tan esperado, y encontrar después que si no nos cultivamos no tenemos forma sana de ocuparlo. Descubrirnos frente a trabajos desconocidos, y sabernos responsables y a la vez más relajados de lo que pensábamos podíamos ser. Más sanos.

Encontrarnos con una sociedad australiana liberal, que no discrimina ni conoce grandes diferencias sociales, que no sufre por la búsqueda de un trabajo o por querer llegar a fin de mes. Que lo tiene todo para estar cómodo, pero que a veces ésta comodidad le quita las ganas de conocer, el hambre. Dar todo por sentado puede resultar aburrido. 

Sumergirnos al lado wild del continente, al bosque espeso, vivir en él, convivir con sus habitantes. Lograr aprender que éste es su mundo y nosotros sus invitados, y agradecerles el aceptarnos acá. Sentir también un poco de miedo, por saber que en sus manos puede estar nuestra vida, y que no hay armas ni tecnología capaces de impedirlo. Respeto. A lo desconocido.

Vivir lo divertido de amar un rato, de conocer una cultura diferente y llevarnos lo bueno y lo malo de ese otro mundo que solo se diferencia por el lugar geográfico donde te hiciste ser. Descubrirse a uno mismo en el encuentro, descubrir nuestros valores, nuestras reacciones y lo que esperamos del otro. Y preguntarnos por qué.

Poder decidir el próximo paso, ser libre de elegirlo, el lugar, las personas, el camino. Darle la oportunidad a alguien desconocido, dejarlo entrar y disfrutar lo descubierto. Acá vamos, hoy hay viento y nos pasamos manejando, nos pasamos del destino. Asique 1770 quedó atrás sin que podamos verlo, pero en el mapa aparece una ruta panorámica por la Costa de la west, y allá vamos.

Manejar con el sol de frente, el auto hecho un tétris con nuestras pertenencias; mochilas, mats, carpas, ollas, condimentos, guitarra, cartucheras, cámara de fotos y algo más. Tener en las manos la importancia de viajar con poco, con lo necesario, porque al final es lo único que usamos. Ir entrando a un pueblo y comprobar con la vista si nos gusta o no. Estacionar, seguir, frenar.

Primer parada: Townsville. Compras en el Woolworth para la noche y los días en la isla. Dormir en un spot gratis cerca de la playa. Picada de quesos, palta, humus, galletas de arroz y vino. Amanecer con todas las ganas de estar en la isla.

Segunda parada: Magnetic Island. Nosotros y la van en el ferry para llegar a una isla agreste, con barrios separados por montes y bosques. Almorzar frente al mar, cuscus con queso, verdes y castañas de cajú + tecito y chocolate de postre. Después chillearla en el pareo y dibujar, charlar, dibujar. Pasar el rato. Vemos que mucha gente vive acá y nos parece muy flashero vivir en una isla de una isla. 

Encontramos, gracias a que nos comentaron, un spot perfecto para dormir. En el este de la isla están todas las playas, los caminos, la gente. En el oeste hay un solo camino, más rústico, sin salida a la playa hasta el final de la calle principal de piedras y con alguna casa bordeándolo, que no está a la vista. Llegamos al West Point, enterramos la van (literalmente) y armamos el campamento. Pareo, velas, pescado, carne, papas, guitarra y momento. Noche de estrellas y ruido sutil del mar. Preparamos Cocomojie, un trago nuevo a base de alcohol de coco hecho por un veterano de Port Douglas conocido de Albert a través del restaurant (Seabean). Le agregamos hielo, menta y lima... Y boilá!

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Parte II



Hay música de fondo constante, demasiado buena, parece un bar de un viejo con buen gusto sesentoso. Aparecen dos hombres, los del buen gusto musical que resulta tienen el parlante en mano. Viven en Australia pero vienen siempre que pueden a su casa en la isla. Nos felicitan por haber encontrado ese lugar, alegando a que estamos en el exacto West Point, ya que la mayoria de la gente deja su auto y camina por ahi, porque claro, está prohibido acampar. Toman un cocomoji y nos regalan un porro de mariguana cultivada por ellos en la isla, y se van prometiendo volver mañana a las 8 a desenterrarnos.

A las 9, cuando nos despertamos, no hay rastro de personas. Sí calor, mucho. Levantanos carpas, chilleamos, desayunamos, y al mediodía nos dedicamos a desenterrar la van con la ayuda de 3 aussies cracks que engancharon su 4x4... Too easy.

Volvemos al este, llegamos a Alma Beach, una bahía que nos conquista. Rocones que encierran una playita de cuentos. Agua verde, barbecues y almorzamos ahi. De tarde retomamos van hacia unas grutas repletas de wallabees y desde ahi vemos un cuasi atardecer estupendo.

Para dormir volvemos al West Point, en el camino llueve y entre los árboles que acunan la calle se genera una imagen mágica. Juntamos leña, armamos un toldo y fuego cual si fuésemos boy scouts y generamos un espacio habitable contra la van. Estamos muy bien. En el fuego cocinamos los fideos a los que les ponemos rúcula, palta, tomates cherry, aceite de oliva y queso. Todo esto entre árboles frente al mar, y con el ruido y olor a lluvia. 

- viejo rompehuevos que pinta la van -

Amanecemos con el agua calma y la arena mojada, el cielo todavía gris azulado resalta los colores de la isla. Ordenamos y nos ponemos de acuerdo en hacer un trekking, por el que vemos koalas y restos de la infrastructura de la guerra. Hermosos paisajes se ven desde los montes agrestes que subimos. A la vuelta caminamos hasta Arthur Bay, otra bahía alucinante, esta vez despoblada gracias a su difícil acceso.
Ferry back con helado de cookies and cream.

Ruta otra vez, ésta vez hasta House Hill, pueblito que cuando llegamos estaba a pleno gracias a algún festival que no alcanzamos a vivir. Duchas gratis de agua caliente y tiempo máximo de 5 minutos, espacio donde estar y cocinar. Wraps con choclo, zanahoria y cebolla saltadas, verdes y hongos, y como siempre pide eshpaña (Albert); un vinito. Después de charlar con un lugareño damos con una plaza ideal para acampar. Al amanecer se escuchan caballos relinchando y abriendo la carpa los vemos entrenando, estamos en un parque-hipódromo. 

Llevamos a Albert hasta Ayr, un lugar desde donde se va a bucear a vet un bardo hundido, el Yongala (si lo cogen)! Ahí vemos un cangurito con su cría en la bolsa. Mágico. Hacemos tiempo y cuando vuelve salimos para Townsville. Lindo pueblo, más movido, chela pizzas y música en vivo en la vereda (juntamos plata y todo!)


Tercera parada: Whitsunday Island

martes, 4 de octubre de 2016

Port Douglas II

Australia.
Setiembre al 5 de Octubre - Port Douglas.

Seguimos en este pueblo semi-fantasma semi-increíble. Todavía no logro distinguir si me gusta o no, si me quiero quedar en él o me quiero ir. Vivir acá es vivir en la ciudad de las carpas, entre las ramas, los árboles, los pájaros y los mil animales que nos miran desde el verde impenetrable. Es vivir rodeado de personas que llegan y se van, o se quedan, que se cruzan en la cocina y se hablan, se intrigan, se preguntan. Que todas las noches tienen algo por qué brindar, por estar juntos, por la energía, por haberse encontrado. Es vivir en un ambiente relajado y sano. 

La continua rutina de la no-rutina, quiénes tienen day off así nos vamos a la playa? Nos vemos en la piscina, hagamos guitarreada, dibujemos, charlemos, mateemos, y charlemos más. 

Hoy a las 6 arrancamos con Moni a laburar en un restauran tailandés, son TODOS tailandeses, menos nosotras. Moni va a ser delivery, yo voy a ser moza. Me divierte, lo único que se me va a complicar son los nombres de los platos! Fuerte. 

Ayer salimos, una fiesta bastante esperada, la de los martes. Acá el martes es viernes y el finde se trabaja y se duerme temprano. Hoy se va Anton, el sueco buena onda querido por todo el mundo. También se va Nico, el cordobés estresado que no para de laburar y se nos burla de todos por el ocio que cargamos. Ayer hicieron pescado y puré generales, como cena de despedida, estábamos todos enchufadísimos y a las 10 y pico salimos para Chilli's, el boliche al aire libre donde pasa música Ross, un inglés que la descose y hace que todos pasen bomba bailando. Chilli's termina 12 y algo y generalmente arrancamos para el Iron Bar o para algún fogón en la playa. Ayer fuimos al Iron, no está bueno pasar de un lugar al aire libre a uno cerrado, pero se banca. Estaba repleto, porque a su vez era el cumple de un chico del otro hostel, asíque se juntó la muchedumbre.. Desde ahí nos fuimos a la playa, que se suponía había un fogón pero arrancó a llover a cántaros y no paró hasta hoy a las 10 de la mañana, ni un segundo. Dormir en la carpa con lluvia es excelente, las ventanas abiertas y el ruido y aroma de afuera que es tu pared, la que no tenés.

Nos levantamos con Inesita y nos hicimos un flor de sándwich, Chestu trabaja hasta la 1 (ya debe estar por volver), hoy por primera vez está fresco y se puede estar adentro de la carpa a ésta hora! Sino es imposible, el calor ya se está volviendo insoportable, pensábamos quedarnos hasta Diciembre acá pero sería insano, creo que de verdad no debe ser tolerable. Por eso nos vamos, por eso no pude agarrar el trabajo de los masajes, nos vamos para el sur en dos semanas.. Ya veremos si es en van, o en qué, y a dónde! Es difícil decidir, la gente acá es apasionada de Byron Bay, pero tampoco nos gusta mucho ir a donde va todo el mundo, es medio dualidad, si tanto quieren volver a ese lugar alguna magia deberá tener..


Éstos días se está quedando en el hostel un músico australiano que conoció a Inesita buscando trabajo y le pidió que esté en su "videoclip", la cuestión es que el otro día salió un toque increíble en la piscina-pasto de acá, con amplificador, guitarra, bombo o como se diga, y micrófono. Sonó demasiado lindo, tocó el pibe con Mati (chileno que toca el bombo cuando Ross pasa música y la roooompe) y cantó Inesita increíbleeeee lo que cantó, también cantó una chica que tocó el Ukelele que pareció irreal, una voz zarpada. 

Martes = Viernes. 

* Moni : Chilena copadísima, con tremenda energía para arriba, similar a nosotras, se acaba de comprar una van y la estamos pirando con vender cosas hechas por nosotras en Byron Bay. 

* Anton: Sueco caaaapo que está hace un tiempo acá, pendejo, demasiado sociable, habla algunas cosas en español: "Ahora que estás conmigo, exceleeente" "Cómo estás chica?"

Port Douglas I

Australia.
Sábado 10 de Septiembre, Port Douglas.

El vuelo que teníamos Sydney-Brisbane Brisbane-Cairns se canceló por problemas en el avión y nos pasaron a uno directo a Cairns a las 2pm. Para hacer tiempo almorzamos algo (Yo nachos con guacamole y Ine Mc Donalds) y bajamos música en nuestros respectivos Spotifys.

El avión era más pro que lo normal, dos asientos de cada lado y estaba bastante tranqui. Atravezamos el país entero, mucha montaña, espacios sin nada, no tan desierto lo que se dice desierto como yo pensaba, digamos que me pareció más verde. 

Cairns nos esperó con un calor tremendo, al rato llegó Chestu con Merce y Tata a buscarnos, abrazos y valijas y a la ruta. La ruta empezó muy bien, y seguía mejor pero no pudimos ver tanto ya que estaba oscureciendo. De a ratos era montaña, ruta y mar del otro lado.

En Port Douglas llegamos al Hostel Dougies, un hostel de carpas entre el bosque. Extremadamente pintoresco, con un salón común que parece abierto, tiene una barra, espacio grande central con pool y mesas, unido a una cocina para que usemos los backpackers. En el frente un predio verde con algunas mesas, hamacas paraguayas y piscina, y en el fondo el lugar más mágico. Carpas ambientadas, con piso "de madera" y camas, entreveradas entre verdes de todo tipo (ya voy a averiguar nombres de árboles) y con un montonón de pájaros que te llenan el día y la noche, especialmente la noche, de música increíble. 

Tres caminitos de piedra salen del camino principal (viniendo desde el salón principal pasás por el baño y salís a los caminos) los cuales tienen a los lados las carpas. Esa noche conocimos a una pareja de argentinos (Flor y Tommy) y a alguna gente más, incluyendo a Less, un personaje que ya voy a describir. 

Descargamos los bolsos en nuestra carpa asignada y cocinamos con Chestu un rissotto de cebolla, espinaca, queso y almendras. Delicioso. Cenamos en las mesitas de afuera y empezó a caer gente y armar el ambiente. Necesitábamos una buena ducha y después arrancamos para un fogón tranqui en la playa. 

vibora

Al otro día (Domingo 10) nos levantamos bastante temprano, nos duchamos y preparamos un desayuno mortal: Galletas de arroz con queso derretido, palta condimentada y hojas de espinaca, además de un buen yoghurt de coco con cereales. Así de bien nos fuimos caminando al centro, que estaba lleno de gente, y a la vista es un pueblo de viejos (como Wanderers es un cuadro de viejos), pero muy lindo debo decirlo. De pueblo no tiene nada, es una ciudad en mini, tomando en cuenta que la principal, sus instalaciones y negocios parecen la calle principal de una ciudad cosmopolita y cuidada. Pero en chiquito, son solamente tres cuadras de esto y no más. Bakery, banco, súper, tienditas, bracitos y no más.


Llegamos al market de los domingos, un predio verde con tienditas de todo un poco. Recorrimos y compramos vegetales. A la pasada por el súper compramos algunas otras cosas y caminamos hasta las barbacues que están en la rambla. Nos cocinamos wraps con verduras asadas en la barbacue, humus y especias, deeeeeelis! Todo esto solo con un cuchillo que compramos en el súper. Survivor. 

Después de un largo almuerzo nos tiramos en la playa a descansar. La playa es linda, toda coronada de vegetación y con agua verde aunque en la orilla más marronezca. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

Bondi Beach a Cairns

Australia
9 al 10 de Setiembre

Nos re-levantamos a eso de las 9 am y fuimos directo al banco Commonwealth donde nos atendió una señora muy amable y nos ayudó a abrir nuestras cuentas y depositar nuestro dinero. Estando en el banco entró un hombre diciendo que quería hacer un depósito y que quería que lo hicieran por él. No habiendo ningún empleado libre empezó a gritar, que así le gustaba que se hagan las cosas y que si no lo atendían iba a armar un escándalo. La mujer ésta siguió dándonos prioridad como corresponde y nos decía, ustedes hagan sus cosas tranquilas. Al rato lo atendieron y llamaron al principal para que le baje un poco los ánimos al hombre, y se los bajó. Estuvieron bien jaja bueno ésto no importa, simplemente me llamó la atención, y siempre llego la a la misma conclusión: los patrones se repiten en todos lados. 

Desde ahí fuimos a averiguar por los celulares y a cambiar la plata en una ventanita chiquita sobre la principal. La chica que nos atendió nos preguntó por el mate y nos dijo que quería uno, ella era rusa y  resulta que había probado hace unos cuantos años. Como buenas uruguayas logramos pasarle el mate por el agujerito de la ventanilla por donde se pasa la plata (casi imposible) así como el termo (más casi imposible) y ella, en lugar de tomar mate con la bombilla, clavó una cuchara y se mandó un cucharazo de agua y yerba (horror). Mientras tanto nosotras le advertíamos que no era así, y que blah blah, pero ella decía que ya sabía y que le gustaba así, que estaba a acostumbrada a tomar té verde. Jajaja, luego de tomarse el cucharazo y de tener todos los dientes llenos de yerba, salió a saludarnos y pidió que si alguna vez volvemos le llevemos mate de vuelta. Insólito. (> Instagram: elena_mar_photography, rusa, lleva 4 años en Australia y ya estuvo en Nueva Zelanda)



Alrededor del mediodía, habiendo terminado con las formalidades, fuimos al super a buscar comida. Compramos la clásica pasta con salsa (bastante poco sano pero no estuvo fácil ponernos de acuerdo y queríamos hacer algo rápido) y el desayuno para la mañana siguiente (cereales y fruta). Mientras cocinábamos en el hostel conocimos a tres argentinos de Tandil que estaban luchando con las hornallas, así como todos en el hostel. Recién llegaban y no sabían ni una palabra en inglés, pensaban aprender en el camino. Almorzamos con ellos en las mesas de la terraza del hostel y quedamos en hacer algo a la noche.

Bajamos al hall a hacer los check-in para mañana y algún que otro trámite. Ya de tardecita nos tomamos el bondi al centro de Sydney, tremendo viento, mucha gente de todoos lados, es como estar bueno, en Sydney. --- Sigo después, tenemos que hacer el check-in para subir al vuelo a Cairns. Son las 13.44 del Sábado.


jueves, 8 de septiembre de 2016

Bondi Beach

Australia.
Viernes 9 de Septiembre.

Hoy el el primer amanecer en Australia, se está despejando y el sol empieza a anularme la vista alucinante que tengo desde la terraza del hostel - Un barrio sobre la playa pintoresca en extremo. Mucho verde, casas lindas, balneario moderno.


El viaje fue largo y admito que al subir al avión me surgieron cosas extrañas. Más allá de las encrucijadas existenciales estuvo perfecto, pudimos dormir bien, mirar películas y la comida estuvo deli (Ravioles de queso con salsa de tomate / sandwich de espinaca, queso y tomate y los desayunos y meriendas clásicos).

Cuando pasamos por Auckland tuve ganas de salir del aeropuerto y perderme un rato en ese tremendo país!!! Pero al llegar a Sydney no dejé de encontrarle cosas en común, esas cosas que se encuentran siempre en países vecinos. 

Una vez en Australia nos compramos una tarjeta de ómnibus de línea y la cargamos con 20 AUD, salimos con nuestros bártulos y esperamos a que pasara el ómnibus 400 a Bondi Interjuction, que demoró 3 minutos como mucho. El chofer nos indicó que después nos teníamos que tomar el 333 para llegar a la puerta del hostel. La gente del ómnibus variada, como siempre muchísimos simpáticos con caras felices, y dos o tres que te gruñen al pasar porque los molestás con tus valijas. 

Bastante después de lo que pensábamos llegamos a Bondi, nos duchamos y salimos a recorrer la principal. Se trata de una rambla muuuuy linda, lejos del mar, con un espacio de pasto verde reverde entre la calle y la arena. El agua clara, tirando a verde, mucho surfista y mucha gente tranquila. Sobre ésta rambla hay mayormente mini edificios de 3 o 4 pisos, algunos modernos, algunos antiguos pero lindos (Me gustaría ser andrés para definir los estilos!), muchos cafecitos demasiado lindos donde mamá y vale se vuelven loooocas, y algún que otro barcito despampanante. 

Anduvimos por ahí, y ya de tarde nos tiramos a dormir una siesta. Cuando nos levantamos fuimos a un bracito a dos cuadras por la rambla diviino pero resulta que cerraba a las 12 por lo que no pudimos más que tomarnos una cerveza y enterarnos por un hombre con quien charlamos que había habido un toque en vivo a unas cuadras pero ya había terminado. Volvemos a aprender que la noche acá es temprano, ya veremos mañana. 




A charlar un rato al hostel y a dormir. 



Hoy ya es viernes, me desperté demasiado temprano y dejé pasar algunas horas para levantarme (son 7:30 am), en nuestro cuarto siguen durmiendo un chileno, un sueco, un francés y un chico nuevo que no llegamos a preguntarle de dónde viene. Hice un té y me vine a la terraza a escribir. Inecita duerme.