Si en la vida tuviésemos que elegir una sola cosa entre muchas, reconocer una filosofía entre todas, creer en un solo dios, optar por un solo lugar, ajustarnos a una sola verdad, acompañarnos de un solo círculo, cultivar un único don, mantener un mismo estilo, en fin, elegir un camino construido sólidamente en base a unidades, entonces nuestro ser dejaría de reconocer lo que quiere y pasaría a entender su vida como lo es y simplemente como lo es.
Dejaríamos, pues, de dudar, porque la elección habría sido obligatoria pero habría sido propia. Dejaríamos de cuestionar, y tal vez algunos valorarían lo que tendrían. Serían estos los sabios o los más lejos de la verdad?
Hoy de alguna forma existe esto, a mucha distancia de un simple análisis pero ahí está, el seguir un camino sin cuestionar, yendo cada día de la mano de una propia o ajena verdad, mirando el único camino sin ganas o ánimos de levantar la cabeza a un lado.
Pero por suerte, a mi parecer, existe la oportunidad de elegir, porque el mundo es grande y la naturaleza mucho más sabia de lo que sabemos, y si el camino por delante nos gusta pero no nos termina de convencer, siempre están los paralelos y los cruzados y siempre siempre se puede caminar de espaldas o de costado, con o sin mapas en la mano.
Y sigo sin entender quién es más sabio, si quien logra encontrar la felicidad en la ignorancia o quien la busca frenéticamente e infinitamente en cada camino que intuitivamente le llama la atención.
2 de Noviembre I 2016 - Yendo de Port a Noosa
2 de Noviembre I 2016 - Yendo de Port a Noosa
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