lunes, 14 de marzo de 2016


Creía que el amor tenía que tenerlo todo. Que más allá de lo que significaba estar al lado de alguien, al amor verdadero le hacía falta locura, pasión, una pasión que no podía existir sin celos, discusiones, sin contratiempos. Creía que el amor verdadero implicaba emoción en cada encuentro, implicaba también, un poco de obsesión. Creía que sin gritos, sin llanto, sin locura, pues algo le estaba faltando al verdadero amor. Lo creía, por lo que te encontré y desencontré, porque lo nuestro no tenía nada de esto, porque los celos no nos incumbían ni nos inundaba una insana dependencia. Entonces decidí salir a buscar amor verdadero. 

Pero el tiempo es tiempo y enseña a mirar, y con el tiempo aprendemos, siempre con él, cosas que en su momento no supimos ver. Y en este tiempo de búsqueda de encuentro verdadero, me encontré con que lo nuestro era lo más verdadero que podía existir. Que un amor verdadero implica solamente eso, amor, que amor verdadero significa amor sano, simple, y libre. 


Y hoy que pasó el infalible, no tengo más opción que la de ver el lado lindo de la historia, porque si no fuese así, la vida no sería vida, y el lado lindo me dice que alguna vez en mi vida sentí amor verdadero, real, sano, limpio. Y ahora sé lo que busco y lo que voy y no voy a permitir en mi vida. Gracias a ti, por permitírmelo sentir.