martes, 4 de octubre de 2016

Port Douglas I

Australia.
Sábado 10 de Septiembre, Port Douglas.

El vuelo que teníamos Sydney-Brisbane Brisbane-Cairns se canceló por problemas en el avión y nos pasaron a uno directo a Cairns a las 2pm. Para hacer tiempo almorzamos algo (Yo nachos con guacamole y Ine Mc Donalds) y bajamos música en nuestros respectivos Spotifys.

El avión era más pro que lo normal, dos asientos de cada lado y estaba bastante tranqui. Atravezamos el país entero, mucha montaña, espacios sin nada, no tan desierto lo que se dice desierto como yo pensaba, digamos que me pareció más verde. 

Cairns nos esperó con un calor tremendo, al rato llegó Chestu con Merce y Tata a buscarnos, abrazos y valijas y a la ruta. La ruta empezó muy bien, y seguía mejor pero no pudimos ver tanto ya que estaba oscureciendo. De a ratos era montaña, ruta y mar del otro lado.

En Port Douglas llegamos al Hostel Dougies, un hostel de carpas entre el bosque. Extremadamente pintoresco, con un salón común que parece abierto, tiene una barra, espacio grande central con pool y mesas, unido a una cocina para que usemos los backpackers. En el frente un predio verde con algunas mesas, hamacas paraguayas y piscina, y en el fondo el lugar más mágico. Carpas ambientadas, con piso "de madera" y camas, entreveradas entre verdes de todo tipo (ya voy a averiguar nombres de árboles) y con un montonón de pájaros que te llenan el día y la noche, especialmente la noche, de música increíble. 

Tres caminitos de piedra salen del camino principal (viniendo desde el salón principal pasás por el baño y salís a los caminos) los cuales tienen a los lados las carpas. Esa noche conocimos a una pareja de argentinos (Flor y Tommy) y a alguna gente más, incluyendo a Less, un personaje que ya voy a describir. 

Descargamos los bolsos en nuestra carpa asignada y cocinamos con Chestu un rissotto de cebolla, espinaca, queso y almendras. Delicioso. Cenamos en las mesitas de afuera y empezó a caer gente y armar el ambiente. Necesitábamos una buena ducha y después arrancamos para un fogón tranqui en la playa. 

vibora

Al otro día (Domingo 10) nos levantamos bastante temprano, nos duchamos y preparamos un desayuno mortal: Galletas de arroz con queso derretido, palta condimentada y hojas de espinaca, además de un buen yoghurt de coco con cereales. Así de bien nos fuimos caminando al centro, que estaba lleno de gente, y a la vista es un pueblo de viejos (como Wanderers es un cuadro de viejos), pero muy lindo debo decirlo. De pueblo no tiene nada, es una ciudad en mini, tomando en cuenta que la principal, sus instalaciones y negocios parecen la calle principal de una ciudad cosmopolita y cuidada. Pero en chiquito, son solamente tres cuadras de esto y no más. Bakery, banco, súper, tienditas, bracitos y no más.


Llegamos al market de los domingos, un predio verde con tienditas de todo un poco. Recorrimos y compramos vegetales. A la pasada por el súper compramos algunas otras cosas y caminamos hasta las barbacues que están en la rambla. Nos cocinamos wraps con verduras asadas en la barbacue, humus y especias, deeeeeelis! Todo esto solo con un cuchillo que compramos en el súper. Survivor. 

Después de un largo almuerzo nos tiramos en la playa a descansar. La playa es linda, toda coronada de vegetación y con agua verde aunque en la orilla más marronezca. 

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