viernes, 13 de julio de 2012

julio, Christchurch

Estoy sentada en la biblioteca de Christchurch. Por mi cabeza pasan bastante cosas. Acabo de ver a mis hermanas, mis amigas de la vida, del camino. Acabo también de leer un mail de mamá un poquito tristón. Es que nada cambia y el tiempo pasa muy rápido, y lo veo pasar enfrente mío, lo veo, lo toco. Se va, se va, y no existe. Y es raro como estamos tan arraigados a algo, con tanta firmeza, que ni los kilómetros ni el tiempo cambian nada. Pasan a ser algo ideológico, inexistente, como los números, el espacio. 

Es lindo ver las caras de siempre, escuchar las risas y ver cómo fluye todo tan simple, será que nuestras almas están literalmente unidas y dejan todo pase a través de ellas sin límites. Se mueve, va y viene energía. Estamos al lado. Increíble. 

Estos días en Christchurch siguen pasando conceptos raros del tiempo por mi cabeza. Creo que es done menos pasan cosas, donde más pasa el tiempo sólo, de la mano de poco. Y a su vez pasa, digo que no existe y lo menciono. No acontece más que el vivir, el estar sentado tomando un té, charlando. El ir de a ratos a algún lugar pero ninguna cicatriz aparente. Hasta que esto sea pasado y veamos desde el futuro todo lo que hoy vivimos, que hoy no parece tanto. Personas, eso debe ser lo que acontece. Amigas, amigos, compañeros de viaje de los que probablemente no nos olvidemos. Con algunos seguiremos hablando reviviendo en charlas ésta etapa. Con otros no tanto. Pero están acá y forman parte de esto, generan esto, esta vida. Sin ellos esto no es esto. No importa el trabajo, la comida, el qué pasará. Mejor no preocuparse por eso. A eso vivimos, no se trata solo de ver paisajes nuevos o conocer monumentos y ciudades, la vida siempre se termina tratando de personas. De el uno con el otro. 

Por eso, ma, verás un poco vacío el blog. Es que como digo, no hay mucho de lo cotidiano que no puedas imaginarte. Los chicos que viven con nosotras cambian bastante el día a día. Jorgito es una demencia, genera una felicidad muy buena. Nos hace reír muchísimo, encariñarnos. Si no está haciendo chistes está pidiendo que le rasquen la cabeza. El Poli es más sentimental, hace canciones sobre la familia que son increíbles. Nos cocina rico una vez por semana. Es caprichosito pero bueno. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario